Nuestra Historia
Los orígenes de nuestra empresa se remontan a 1952, cuando Antonio López García, un joven de 16 años, dejó su hogar en «El Bonillo» para buscar nuevas oportunidades en Valencia.
Hijo de una familia humilde de campesinos, Antonio encontró su verdadera vocación en la extinta carpintería de los Hermanos Biosca, donde aprendió el arte de la ebanistería trabajando para las grandes fortunas de la ciudad.
Después de una década de aprendizaje, Antonio regresó a su pueblo natal, Balazote, en los años 60. Allí abrió una humilde carpintería en la calle Jardín, equipada con solo una máquina combinada de la marca Claramunt.
Con esta máquina, Antonio comenzó a fabricar puertas, ventanas, muebles y hasta carrocerías de camión, siempre adaptándose a las necesidades de sus vecinos. Aunque los recursos eran limitados, su habilidad como artesano pronto se hizo evidente.
Así eran los catálogos de la época, unos cuantos bocetos en la pared, y elija el que más le guste.
Así eran los pedidos, independientemente de que fuera una cajonera, o una carrocería para el remolque de un tráiler
De Taller a Fábrica
En 1980 se incorpora a la carpintería el primero de sus hijos, Francisco, el cual aprendería el oficio de la carpintería tradicional, además de poco a poco, ambicionar una carpintería más grande, más mecanizada y con tecnología más avanzada. Poco después abandonaron la carpintería primigenia para trasladarla al garaje de casa, más amplio y cómodo para trabajar.
En 1983, se incorpora el mediano de sus hijos, Antonio, y entre los 3 empiezan a asumir más encargos debido a la confianza plena por la calidad de sus creaciones por parte de sus clientes. Era una época nueva, fresca, con mucho trabajo, pero emocionante por la ambición de crecer, mejorar y avanzar hacia una industria.
Las siguientes adquisiciones fueron un regrueso Celmak y un afilador de sierra de cinta Antuñano modelo Nº4 E, todas ellas fabricadas en España.
En 1982, la empresa se trasladó a su primer gran taller en la calle Cuesta del Río, Nº 18, y obviamente había que darse a conocer.
En 1990, con la incorporación de nuevos trabajadores, la empresa cambió su razón social a IMABAL, un acrónimo de Industria de la Madera de Balazote. Este nuevo nombre reflejaba nuestro orgullo por nuestras raíces y marcó el comienzo de nuestra expansión a nivel nacional e internacional.
Innovación y Crecimiento
Durante los años 90, IMABAL continuó creciendo, pasando de una fabricación a medida a una producción en serie. En 2001, nos trasladamos a unas instalaciones más grandes, equipadas con la última tecnología, lo que nos permitió aumentar nuestra capacidad de producción y expandir nuestro equipo.
La innovación siempre ha sido una parte fundamental de nuestra filosofía. En 2006, ampliamos nuestra fábrica y trasladamos nuestro almacén logístico a Albacete, mejorando así la eficiencia en la distribución. Fuimos de las primeras empresas regionales en implementar sistemas de barnizado ecológico y secado UV, reafirmando nuestro compromiso con la sostenibilidad.
Se amplían nuevos mercados (como Francia e Islas Canarias).
La empresa es de marcado carácter familiar y en los últimos años se ha ido incorporando la 3ª generación, la cual está más preparada para acometer los retos que se presenten en el futuro.